No diremos nada nuevo sobre el yoga cuando es una de las técnicas de sincronización mental, corporal y espiritual más antiguas que conocemos. Aunque siempre es buen momento para iniciarse en el yoga, generalmente se le atribuye más protagonismo en aquellas personas que han pasado por alguna crisis personal, vinculada a un decaimiento en la capacidad para resolver aquellos problemas que, por nuestra propia naturaleza y en condiciones normales, seríamos capaces de superar.
Con el ejercicio regular del yoga, en cualquiera de sus variantes, reportará en el individuo un sentimiento de conciencia individual y universal. Las vivencias mentales, físicas y sexuales están estrechamente enlazadas, por lo que una acción en cualquiera de ellas generará nuevos resultados en las otras dos. La energía mental -Manas-, la energía corporal -Prana- y la energía sexual -Virya- se fortalecerán y retroalimentarán de igual forma.
Hey que tener muy presente que, cuando iniciamos una sesión de yoga, estamos enriqueciendo nuestra mente, cuerpo y espíritu simplemente valiéndonos en nuestras capacidades innatas para mejorar nuestra salud interior.
El yoga previene problemas circulatorios como las várices o la celulitis, favorece la absorción y utilización de nutrimentos, aumenta la irrigación sanguínea en el tejido óseo y las articulaciones, lo que ayuda a mejorar la movilidad, se fortalecen los músculos de la espalda, se mejora la estática de la columna, aumenta la capacidad pulmonar y se oxigena mejor la sangre.
Además la piel adopta un tono más saludable y se logra un cabello más fuerte y brillante y con los ejercicios, el tracto digestivo se mantendrá limpio y la actitud será positiva y serena lo que ayuda también en las relaciones con los demás y con el medio ambiente.
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